Conozco a mucha gente que a menudo cuenta historias inventadas para conseguir cierto tipo de objetivos.
No hablo de historias sobre trifulcas, ni historias sobre leyendas que alguien inventó un día y fueron pasando de boca en boca.
No hablo de historias con colores y dibujos, ni de aquellas que han pasado de generación en generación.
No hablo de esa historia que todos sabemos y nadie se atreve a contar, ni de aquella que un día soñamos y olvidamos escribirla para recordarla al día siguiente.
Hablo de historias que por algún motivo especial han contado alguna vez, o quizá la cuenten siempre. Por necesidad, por placer o por simple curiosidad de saber la respuesta del que la escucha.
Pocas veces tengo conversaciones que lleguen a límites personales. Cuando digo límites personales, me refiero a esas conversaciones que si se forzaran serían capaces de hacerte llegar al mar de lágrimas.
Mi muñeca derecha tiene una pequeña cicatriz.
Llámenme loca por jugar con ese tipo de cosas, pero no es un juego cualquiera.
Es mi juego, y mi imaginación. Además siempre acabo diciendo que es broma.
Me pongo seria y digo que tengo un gran secreto que contarle. Que fueron momentos duros, de gran angustia.
Creo que en esos momentos me tienen un poco de miedo, suelen sentarse más cómodos, me miran menos a los ojos y hablan con muchos puntos suspensivos.
Hace tiempo que ya no se lo cuento a nadie.. será que me estoy haciendo vieja y ya no me gustan las falsas historias?
Cuéntenme una historia, su historia. Quizá así deje de tener esta imaginación tan escabrosa y empiece a contar mentiras un poco más normales.
No hablo de historias sobre trifulcas, ni historias sobre leyendas que alguien inventó un día y fueron pasando de boca en boca.
No hablo de historias con colores y dibujos, ni de aquellas que han pasado de generación en generación.
No hablo de esa historia que todos sabemos y nadie se atreve a contar, ni de aquella que un día soñamos y olvidamos escribirla para recordarla al día siguiente.
Hablo de historias que por algún motivo especial han contado alguna vez, o quizá la cuenten siempre. Por necesidad, por placer o por simple curiosidad de saber la respuesta del que la escucha.
Pocas veces tengo conversaciones que lleguen a límites personales. Cuando digo límites personales, me refiero a esas conversaciones que si se forzaran serían capaces de hacerte llegar al mar de lágrimas.
Mi muñeca derecha tiene una pequeña cicatriz.
Llámenme loca por jugar con ese tipo de cosas, pero no es un juego cualquiera.
Es mi juego, y mi imaginación. Además siempre acabo diciendo que es broma.
Me pongo seria y digo que tengo un gran secreto que contarle. Que fueron momentos duros, de gran angustia.
Creo que en esos momentos me tienen un poco de miedo, suelen sentarse más cómodos, me miran menos a los ojos y hablan con muchos puntos suspensivos.
Hace tiempo que ya no se lo cuento a nadie.. será que me estoy haciendo vieja y ya no me gustan las falsas historias?
Cuéntenme una historia, su historia. Quizá así deje de tener esta imaginación tan escabrosa y empiece a contar mentiras un poco más normales.
