No pasó durante el mes de Abril
Decides sentarte a su lado porque su olor te recuerda a uno de los mejores momentos de tu vida. Sabes que sucedió durante un invierno no demasiado frío y crees que todo empezó durante el ocaso, sobre las siete.
Te has olvidado de cómo eran sus dientes, de cómo eran sus manos. Recuerdas vagamente los rasgos de su cara, e insegura intentas devolverle a tu memoria el tacto de su voz contra tu cuerpo. Te has olvidado del número de veces que besasteis las mismas cosas. De las cosas que besabais el mismo numero de veces.
De cómo arrancaba el oxígeno de tu ombligo.
Has olvidado todo aquello que un día creíste que jamás olvidarías. Y parece que vuelve a ser invierno y sigue sin ser frío.
Y tocan las siete.
Y eres tan tonta que te sientas a su lado, porque te recuerda a él. Porque ese olor es lo único que te queda, porque se llevó todo lo demás. Porque tú eres de las que cumple sus promesas, porque tu no rompiste ni una tregua.
Y no te das cuenta de que te vas quedando sola. De que ya son las doce y nadie se acuerda de ti, de que nadie te juró nada que después cumpliera. Que no tienes a nadie a quién prometerle tus besos.
Que ya nadie te arrancará el oxígeno de tu ombligo.
Que no hay suficientes ombligos para el aire que te falta.
Te has olvidado de cómo eran sus dientes, de cómo eran sus manos. Recuerdas vagamente los rasgos de su cara, e insegura intentas devolverle a tu memoria el tacto de su voz contra tu cuerpo. Te has olvidado del número de veces que besasteis las mismas cosas. De las cosas que besabais el mismo numero de veces.
De cómo arrancaba el oxígeno de tu ombligo.
Has olvidado todo aquello que un día creíste que jamás olvidarías. Y parece que vuelve a ser invierno y sigue sin ser frío.
Y tocan las siete.
Y eres tan tonta que te sientas a su lado, porque te recuerda a él. Porque ese olor es lo único que te queda, porque se llevó todo lo demás. Porque tú eres de las que cumple sus promesas, porque tu no rompiste ni una tregua.
Y no te das cuenta de que te vas quedando sola. De que ya son las doce y nadie se acuerda de ti, de que nadie te juró nada que después cumpliera. Que no tienes a nadie a quién prometerle tus besos.
Que ya nadie te arrancará el oxígeno de tu ombligo.
Que no hay suficientes ombligos para el aire que te falta.