Saturday, May 07, 2005

Menos mal que nadie lo sabe...


Hasta hace escasos meses, solía bailar desnuda en los andenes de todas las estaciones que conocía.
Bueno, en realidad solo lo imaginaba, pero lo hacia tantas veces que en ocasiones llegué a sonrojarme.

Excesivas son las veces que me ocurren cosas que hacen que me muera de la vergüenza y me quede totalmente aturdida, que desee esconderme tras la primera sombra de tamaño natural que se cruce conmigo.
Pero lo bonito de todo ello es que nadie más lo sabe.

Soñar alguna vez con ese hombre casado que se cruza conmigo cada lunes, dedicar canciones a personas que no recuerdan que recuerdo, volver a alguien indeleble sin avisar, pensar en alguien a quien juré no volver a mencionar, volverme negligente los domingos, pensar en él tantas veces y no recordar si lo soñé o pasó en realidad, escatimar algún deseo indebido y escapárseme en voz alta sin querer.

Creo que sería incapaz de ordenarlas todas.